martes, 4 de febrero de 2014

EL MÁS ALLÁ

MISTER PIRO

     Hace unos días, en el periódico HOY, en la sección de Plasencia, me llamó la atención una noticia relacionada con los Grafiteros. La verdad es que a mí nunca me han gustado mucho estos artistas callejeros, sobre todo porque detrás de ellos, como una plaga de langosta, proliferan muchos guarros ensuciadores de paredes ajenas.
     Pero la noticia que me llamó la atención, es que dos jóvenes artistas locales habían hecho un dibujo con el sistema del grafiti en una de las torres de ascensores del aparcamiento del parque de La Isla.
     Hasta aquí, la cosa no tiene mayor importancia, pero, cuando me acerqué a ver el dibujo, quedé gratamente sorprendido porque no se trataba del garabato incomprensible que estamos hartos de ver, sino de un dibujo muy bien hecho y bastante surrealista.


     Se trata, como vereis, de una composición curiosa de pájaro y ciervo, animales muy comunes en Extremadura.


      Se ve la torre del ascensor con el dibujo y, al fondo, La Isla.


     Me intereso por el autor del dibujo y veo que se hace llamar Piro, o Misterpiro, que firma de las dos formas, pero me llevo una gran sorpresa cuando me entero de que se llama Andrés Sánchez-Ocaña.
     ¡Caramba! Si es hijo de Pepe Sánchez-Ocaña y nieto de mi querido amigo Miguel.
     Me pongo en contacto con él y me explica que, en lugar del deporte (la vela) como a su padre, a él le gusta el arte y está experimentando entre el óleo, la acuarela y el grafiti, que todo es forma de expresión.
     Me meto en su página web www.misterpiro.com y, efectivamente, a sus diez y nueve años, está utilizando todos los medios que encuentra, exponiendo en todos los sitios que puede, estando ya muy reconocido.





     A esta serie la llama El arte de llorar.




     También se atreve con retratos, como el de su abuelo Miguel.


     Su doble versión de grafitero y artista de verdad, me dió la idea de ofrecerle dos paredes del corral de una casa en un pueblo de Extremadura, Riolobos, para que trasladara a esas paredes el paisaje de la Dehesa extremeña en primavera.
     No se amilanó y se puso manos a la obra.



     Antes de que me diera cuenta ya estaba replanteando la obra.


     Y en un par de días, ya teníamos la Dehesa en casa.


     Un par de detalles.


     Espero que Piro, o Andrés, como se quiera llamar en adelante, tenga muchos éxitos en esta profesión que practican muchos para hacer la vida más bella y agradable.