miércoles, 27 de septiembre de 2017

LOS ABDONES


ADIÓS, RAMÓN
 
      
No hace muchos días, en casa de Oscar Rivadeneyra, me dijiste: Nos volveremos a juntar para contarnos cosas de la Familia.
     No ha podido ser. El Calendario se nos ha adelantado.


     Hemos ido viendo cómo crecíamos a lo largo de nuestras vidas y cómo hemos llegado hasta aquí.



     Te recuerdo perfectamente como estás aquí, igual que a tus hermanos. La memoria es algo maravilloso, pero las fotos ayudan mucho.



      Aquí, más mayores, ya nos estábamos distanciando. Geográficamente, claro. El cariño y la amistad no se perdió nunca.
     Ya no aparece tío Antonio. y, ahora, no estáis tía Amalia, Ángel, ni tú. Son cosas de la vida, pero se sienten.



      Como si fuera hoy, recuerdo este día en Navamuño. Ya faltáis algunos. Pocos, afortunadamente.



      Una de las muchas veces que nos hemos juntado a dar un repaso a la Familia. ¡Con la cantidad de cosas que nos han quedado pendientes!
     Ha habido tres personas a las que he envidiado desde que empecé la aventura de nuestro árbol genealógico, por mi mala menoria de toda la vida: tu hermano Antonio, Pepe Galindo y tú, que os sabíais todos los entresijos familiares y, sin mirar un papel, los habéis sabido coordinar. Sé que tú has escrito bastante sobre ello y quiero animar a Pepe y a Antonio a que hagan lo mismo, porque si no, se perderá irremediablemente.
     Me decía un día Antonio: Ya lo escribes tú.
     ¡Pero solo me sé la cuarta parte!
     Ahora Pepe Galindo me ha prometido mandarme cosas tuyas y suyas. 



     Un día, todo orgulloso, me mandaste la foto de tu familia.
     Quiero aprovechar con ella para enviar a Mercedes, a tus hijos y nietos un fuerte abrazo.
     Hasta siempre, Ramón.