viernes, 15 de noviembre de 2013

OBISPO

DON GONZALO DE ZÚÑIGA Y LEIVA

     Hace unos días se ha publicado en Plasencia un magnífico libro titulado Los Obispos de Plasencia. El autor es D. Francisco González Cuesta, canónigo archivero de la Catedral y un erudito en cuestiones históricas.


     Está editado en dos voluminosos tomos y en él no solo se habla de todos los Obispos que ha tenido la diócesis, a la que pertenece Béjar, sino que hace también un recorrido por la historia de la ciudad, su alfoz y sus personajes, con datos y anécdotas que, para todos los que tenemos afición a estos temas, es una gozada.


D. Francisco presentando el libro ante el Obispo y autoridades.
     A pesar de su extensión, su lectura es muy fácil e interesante, ya que no solo se limita a dar noticias frías, sino que publica documentos de otros autores, los contrasta y, en mucha ocasiones, da su opinión, por cierto, muy documentada.
     Uno de los Obispos que siempre me ha llamado la atención y del que da muchas referencias, es D. Gonzalo de Zúñiga y Leiva, perteneciente a esta familia que tanta trascendencia ha tenido en Béjar y Plasencia.
     Nacido en Palencia, era el más pequeño de los hijos varones legítimos de D. Diego López de Zúñiga, quien recibió la villa de Béjar a cambio de la de Frías y de su primera esposa Juana García de Leiva (la segunda fué Constanza Barba Manuel).
     El padre era corregente de Castilla, miembro del consejo regente durante la minoría del rey Juan II de Castilla, justicia mayor y alguacil mayor de Castilla, primer señor de Béjar, Monterrey, Baídes, Bañares, Zúñiga, Mendavía y otras villas más y su madre era señora de Villabaquerín, hija de Sancho Martínez de Leiva, llamado "Brazo de hierro", señor de Leiva, vasallo del rey de Castilla y del rey de Inglaterra y de su esposa la princesa Isabel, hija del rey Eduardo III de Inglaterra.
     Su hermano mayor era D. Pedro López de Zúñiga y Leiva, justicia mayor de Juan II, conde de Ledesma y Palencia y señor de Béjar, al que ayuda D. Gonzalo en la detención del Condestable de Castilla D. Álvaro de Luna.
     Nació en 1397 y pasó su infancia en Sevilla junto a su hemana Leonor. Por ser el menor, su padre le destinó a hacer carrera en la Iglesia y, siendo menor de edad, fué nombrado Obispo de Plasencia, llevando su padre, en nombre de su hijo, la administración de las fabulosas rentas que tenía el cargo. (Estos nobles, siempre tan desinteresados. Nota mía).


Catedral de Plasencia


Grabado de Plasencia. J. Durond. 1843

     A lo largo de su vida tuvo cuatro hijos con Doña Juana de Leiva, parienta suya. Sus hijos (descendencia sacrílega según algunos autores) Diego, Mencía, Íñigo y Juana, fueron criados en casa de su hermana Leonor de Zúñiga y Leiva, casada con Alonso Pérez de Guzmán, señor de Almonte, Lepe y de La Redondela.
     El nombramiento de Obispo lo hizo el Papa Luna (Benedicto XIII) cuando era Arcediano de Sevilla y bachiller en Derecho, por lo que D. Gonzalo fué de los pocos prelados que continuaron ayudándole e incluso le visitó en Peñíscola después de su deposición.
     El Papa Martín V le depone por ello, pero se hacen funcionar las recomendaciones y en poco tiempo el mismo Papa le rehabilita y aquí no ha pasado nada, a pesar de que a su sustituto temporal, Gutierre de Guadalajara, le recibieran a pedradas. "Hubo luchas en las calles, chocaron los dos ejércitos, fueron profanados los lugares sagrados, se robó, se mató, se incendió y la ciudad se dividió en dos bandos" (Fr. Justo Pérez de Urbel).
     Hizo construir en Béjar su palacio conocido por "La Casa Obispal", frente a la iglesia de Santa María que posteriormente vendió a su hermano D. Pedro. El palacio ha desaparecido en el transcurso de los años y hoy se pueden ver solo vestigios. Se trata de la casa de los Rodríguez-Arias.


Iglesia de Santa María a la derecha y la Casas Obispales al fondo


Iglesia de Santa María, de Béjar


Casa de los Rodríguez-Arias, autiguo Palacio Obispal

     Durante su permanencia en Béjar, oficiaba D. Gonzalo en la iglesia de Santa María, la cual fué elevada a Concatedral.

     Según Wikipedia, la vida pacífica de Plasencia no era de agrado para el carácter esforzado del Obispo Gonzalo. Renunció al obispado de Plasencia y se fué a Jaén, frontera con los moros, donde fué su Obispo desde 1422.
     En jaén tuvo una hueste de valientes guerreros que, junto con la del Adelantado de la Frontera de Jaén, D. Diego Gómez de Ribera, vencieron a los moros en la refriega de La Colomera en 1423, y juntos defendieron la frontera de Jaén hasta mayo de 1434, mes en el que murió el Adelantado de un saetazo recibido en el sitio de Alora. El Obispo Gonzalo tomó parte en la campaña de Granada del rey Juan II de Castilla y participó con su hermano Pedro y con sus dos hijos, Diego e Íñigo, en la célebre batalla de la Higueruela librada el 1 de julio de 1431. En 1435 participó en una dura batalla contra los granadinos, la tala de cosechas e incendios provocados en Guadix, provincia de Granada, que se cita como victoria de las huestes cristianas. En esta le mataron el caballo "é quedó a pie con la espada en la mano, peleando e yendo adelante entre los moros, fasta tanto que fueron vencidos", dice la crónica.
     Sus hazañas fueron conocidas en su tiempo y su persona fué cantada por los juglares en romancen como aquel:
"Ay mi Dios, que bien parece el Obispo D. Gonçalo,
armado de todas las armas hasta los pies del caballo".
     O este otro:
"Día era de San Antón, ese santo señalado,
cuando salen de Jaén cuatrocientos hidalgos;
por Capitán se lo llevan al Obispo D. Gonçalo
armado de todas las armas, en un caballo alazano;
todos se visten de verde, el Obispo azul y blanco"
     Y alguno más extenso.
     Le apodaron "El Obispo Matamoros".


Representación de una batalla entre moros y cristianos

Según algunos autores, "en un encuentro con el ejército moro en la frontera de Jaén, el 13 de marzo de 1456, fué hecho prisionero, llevado a Granada y encarcelado. En su cautiverio le dieron violento fin el 24 de marzo de 1457".   Por eso le llaman también "El Obíspo Mártir".
     Según otros autores, "murió cargado de años (60) a fines de 1456 en Sevilla".
     Como vemos, se trata de un Obispo típico de la época, miembro de una familia poderosa e influyente que, por ser segundón y no poseer mayorazgo, orientaron su vida hacia la carrera eclesiástica, donde disfrutaban de altos cargos que no desmerecían de los de sus hermanos más favorecidos dinásticamente, ni en rentas, ni en poder. Tampoco se privaban de tener familia ni de dedicarse a su afición favorita: la guerra.
     No ha cambiado nada desde entonces. Ahora, en lugar de dedicarse a la Iglesia, se meten en la Política y, desde allí, asaltan Empresas, Cajas de Ahorro y todo lo que se les ponga por delante con tal de conseguir Prez y Botín.

No hay comentarios: