viernes, 29 de marzo de 2019

EL DECANO

SE NOS HA IDO EL DECANO
 
      
Ayer, día 28 de Marzo de 2019 hemos despedido en Béjar al Decano de los Abdones, José Luis Gómez-Rodulfo Morillas.


     Le llamo Decano de los Abdones porque ha sido mucho tiempo el mayor de todos los que hemos subido a la Cueva de Navamuño los días que íbamos a homenajear al tatarabuelo Jerónimo Abdón.




 Entrega del Diploma de Honor en calidad de Decano de los Abdones asistentes a la Cueva de Navamuño.
Ese día homenajeábamos también a Ángel y a Pablo G-R, asistentes asiduos ya desaparecidos.

      Además, era de los pocos que subían andando desde la carretera. Una buena cuesta que se hace en no menos de una hora, entre canchos y pinares. Dejó de hacerlo solo cuando le faltó el perro que siempre le acompañaba, Chico, y que le adivinaba los pensamientos.

Chico, siempre pendiente de los movimientos de su amo.

      Han sido muchas las veces que hemos subido a Navamuño y hemos disfrutado de los paisajes, de los aromas, del agua... y de las tortillas de la Sierra.


 Esta es, quizás, la última o una de las últimas excursiones.
Al fondo el precioso Valle de Navamuño.
Y el grupo, lleno de Abdas y Abdones.


 El día que le pedimos a San Abdón que nos diera su bendición.
Mon Fochs, Susana G-R, José Luis y Luis implorando "por las buenas".

      Siempre que recordamos a José Luis, no dejamos de acordarnos de su hermano, Alberto, que formaban una curiosa pareja. Altos, guapos y con una forma muy peciliar de andar que los hacía distinguirse en la distancia.
     En Plasencia, cuando los veían llegar a la Plaza Mayor, se decía: Ahí vienen los "Magníficos".
     Alberto se casó con Carmen Chamizo de Rivas, de Zafra, y se quedaron a vivir en Plasencia donde falleció Alberto en el año 2004 y donde vive actualmente Carmen, que, desde el primer momento, se incorporó a esta población y donde es muy querida y apreciada y desde donde ha seguido teniendo contacto permanente con José Luis.


 
  Alberto y Carmen en unas fotos de archivo.

      Desde aquí quiero agradecer en mi nombre y en el de la familia, los desvelos de una buena persona que, desde que José Luis empezó a dar síntomas de enfermedad, ha estado visitándole a diario, ocupándose de que no le faltara nada en su casa, que es donde José Luis quería estar, proporcionándole ayuda asistencial permanente y, sobre todo, amistad hasta el último día.
     Esta persona es Manolo Bruno. Dios te lo pagará.


Manolo Bruno con Luis G-R en una foto de archivo reciente.

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