martes, 22 de noviembre de 2011

LOS ABDONES

LAS RAMBLAS

De siempre se nos ha dicho que una Rambla, una Riera, una Vaguada, son lechos de torrentes, donde, antes o después y pueden pasar muchos años porque la Geología no tiene prisa, llega una gran avenida de agua, que es la manera que tiene la Tierra de ir dando forma al paisaje, y arrasar todo lo que haya crecido en su cauce y sus alrededores.
Todo el mundo lo sabe, menos, parece ser, los constructores y los políticos que permiten construir en estos lugares.
Y es que delimitar las zonas de avenida y mantenerlas libres de obstáculos, construcciones incluidas, no da votos, ni dinero y, de paso, cuando surge la desgracia, estos últimos se pueden colgar alguna medalla yendo a visitar a los damnificados en su Mercedes y ofreciéndoles algún crédito a bajo interés. A costa del contribuyente, claro.
Lo malo es que ningún crédito puede remediar la pérdida de alguna vida que se podría haber evitado si no se hubiera tenido una actitud de inoperancia criminal.
¿A qué viene esto?
Nuestro matrimonio Abdón formado por Carmen Téllez Gómez-Rodulfo y Emilio Rivas Quesada, han sufrido los efectos de una de estas avenidas, aunque, afortunadamente, ni ellos ni ningún vecino han recibido ningún daño personal.
Viven, desde hace tiempo, en Calahonda (Granada), un pueblecito muy tranquilo al lado del mar, con su playita y todo, como debe ser.
Pues bien, hace unos días la Rambla se ha desbordado con una avenida de agua "como no se había visto nunca" y ha inundado el pueblo, las casas, las cocheras... y ha arrasado parte de la playa.
A ellos no les ha entrado el agua en casa, porque son muy previsores y Emilo un manitas y ya habían tomado medidas por si acaso. (No son políticos), pero muchos vecinos han tenido muchos problemas.
Nos manda un correo con fotos, de las que adjunto algunas, y nos cuenta lo que pasó:
"Nosotros y nuestra casa, sin problemas, por suerte y milagrosamente no nos ha afectado, solo un poco de agua con barro en el comedor y cocina que ha entrado por la rejilla del gas.
La rambla de Calahonda se ha desbordado y todo el pueblo se ha inundado de agua, barro y piedras, con ramas, raíces, cañas, plásticos y algún animal muerto arrastrado por la fuerza del agua, un autentico desastre.
Por la calle de atrás de casa, el nivel del agua ha llegado por encima del zócalo de cerámica, un metro de altura y los pocos coches que estaban aparcados cerca de la rambla han terminado contra el muro de la playa"






Carmen y Emilio y, al fondo, Calahonda y su playa.











La "nueva" rambla donde estaba la desaparecida playa.









Una calle y una chinita, regalo del torrente.









La alegría de las calles embarradas.