Ya es tradición hacernos tres fotos clásicas en este día y, la primera, es, antes de la subida, en el Bar El Calvitero. Siempre hay alguna persona amable que nos la hace para que no falte nadie.
Claro que también hay algunos que llegan en la segunda convocatoria, en La Muela y, claro, no salen aquí.
Este año han repetido los jóvenes y se ha añadido alguno más. La verdad es que se mueven perféctamente por el terreno.
La segunda foto reglamentaria es la que nos hacemos en el Alto de La Muela, con vistas al Valle de Navamuño.
Aquí ya aparecen algunos de los tardios e incluso algunos que no bajarán a La Cueva.
Este año no ha habido suerte con las fotos en automático. Siempre hay algo delante y, como no hay de quien echar mano...
Si se moverán bien los jóvenes que Ignacio Abdón, con solo dos años, se ha hecho toda la excursión, ida y vuelta, andando, a petición propia.
También ha estado, como siempre, el Decano de Navamuño, José Luis Gómez-Rodulfo Morillas. Y, como se ve, bien acompañado.
No dejan de bajar muchachos
Los jóvenes se agrupan entre ellos
Y forman un buen equipo
Un refresquito a tiempo es lo mejor que hay en estas circunstancias y hay quien no pierde la oportunidad.
Y. así, se llega a La Cueva, tan fresca.
Estábamos esperando el momento de que se juntaran los dos Abdones, Jerónimo en la Placa e Ignacio con su padre, Emilio. Guillermo de testigo.
También nos juntamos aquí, tres Jerónimos Gómez-Rodulfo: El número 1, el nº 5 y el nº 7.
Testigos: Luis G-R y Pilar G-R.
Como se había anunciado, tuvimos un momento de recuerdo para Ángel y Pablo Gómez-Rodulfo.
Y le hicimos un homenaje a José Luis Gómez-Rodulfo Morillas entregándole un Diploma de Honor y nombrándole oficialmente Decano.
Nada más llegar a La Cueva, a sacar las tarteras...
...Y, ¡a comer!. Parece ser que este año había mucho apetito, porque, en un momento, apareció un tapete de platos, tarteras y fuentes.
Y, bajo la dirección de la abuela Ana, empezaron a surgir tortillas, filetes empanados, sandwichs, empanadas, hornazos, en cantidades industriales. Claro que estaba en funciones de Abuela Madre y se había traido a toda la prole.
Estaba La Cueva que daba gloria verla, ¡como en los mejores tiempos!.
Llegan las provisiones hasta los últimos rincones.
Aquí tenemos al valiente Ignacio Abdón reponiendo fuerzas metiendo mano a las aceitunas.
Y, mientras los mayores empiezan a planchar la oreja, los jóvenes a lo suyo. Este año la asistencia de Ignacio Abdón ha sido un bombazo, sobre todo entre la juventud.
Esta es la tercera foto oficial, en La Cueva, aunque este año, por circunstancias, ha salido bastante churra. Vamos, que no es uno muy experto. El único que ha salido algo bien ha sido el perro.
Esta fué la despedida. Unos volvieron por La Muela y otros bajaron hasta la Dehesa de Candelario, donde les esperarían los de apoyo logístico.
La última caña en el Bar El Calvitero, y a casa.
2 comentarios:
Enhorabuena Jero, de nuevo, por tu gran capacidad de convocatoria. Me alegro de que se vayan uniendo las generaciones más jóvenes.
Un fuerte abrazo.
Óscar R.
Que envidia Jero. Este año no puede ir, pero el que viene no falto; ya tengo convencida a una de mis hermanas.
Rosa Rodriguez Jackson
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