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Desde el inicio de este blog y en conmemoración a él, hemos estado comentando el nacimiento de Jerónimo Abdón Gómez-Rodulfo en la Cueva de Navamuño y, a partir de este hecho, hemos ido desarrollando un árbol geneológico con su descendencia, tanto con los descendientes de sus hijos, los que mantuvieron unido el apellido Gómez-Rodulfo, como con los descendientes de sus hijas, que no lo unieron.
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Para mantener un lazo de unión entre todos sus descendientes, a Paco (Abdón) Fochs Rodríguez se le ocurrió ponerse Abdón como nombre de guerra, propiciando la idea de que "todos y todas" podíamos reconocernos por este nombre, pasando a ser "La familia de Los Abdones".
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Pues bien, aunque todavía queda bastante por hacer y por saber, hemos dado un repaso general a muchos de los descendientes y estamos consiguiendo una panorámica bastante amplia del árbol. El tiempo nos dirá si hemos llegado o no a la meta que nos hemos trazado.
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Pero ha llegado el momento de descubrir la gran personalidad de nuestro tatarabuelo, que fué muy conocido y apreciado no solamente por la peculariedad de su nacimiento, que probablemente no sería la única que ocurriera en estas circustancias, sino por su capacidad extraordinaria como empresario, fabricante de paños de Béjar y, sobre todo, por su compromiso con su ciudad natal en todo lo que pudiera significar provecho, beneficio y modernidad para ella.
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Para ello, publicaremos a continuación dos artículos cedidos graciosamente por el semanario BÉJAR EN MADRID, publicados en él poco después del fallecimiento de Jerónimo Abdón, en los que se da relación detallada de sus actuaciones y de cómo su recuerdo permaneció en los bejaranos como grata memoria.
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