El año 2.007 ya nos tomamos las cosas en serio; pedimos ayuda a nuestros amigos expertos de verdad, que nos pusieron las pilas y que fueron los que colocaron la Placa en condiciones, limpiaron el suelo de la Cueva, eliminaron el barrizal y colocaron un hermoso piso de "Porcelanosa", de forma que ahora da gusto entrar en ella y se le puede enseñar a cualquiera.
El principal artífice de este cambio de look, fué Paco Calles, que no tuvo inconveniente en madrugar para que el día de autos estuviera todo como los Chorros del oro y aquí está dando los últimos remates a la Placa.
La Placa está colocada sobre una lámina de metacrilato y sujeta a la pared con tornillos, de forma que no será fácil que se vuelva a caer. Esperemos que el tiempo y los visitantes nos la respeten.
Los demás, no tuvimos más que subir hasta allí y posar bajo la Placa, para la posteridad.
Hasta ahora, estamos subiendo siempre por el camino que se ha hecho desde el primer día: subir hasta el alto de la Muela, bajar al valle de Navamuño y, desde aquí dirigirse al Bocín de Namuño, que es donde está la Cueva.
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En una futura expedición, probaremos a subir andando a través de la Dehesa de Candelario,
Empezando por el camino forestal y siguiendo por la senda de la Morrena izquierda. Habrá que asesorarse primero, porque, estos años hay mucha maleza, que no se limpia y, es posible, que no se vea bien el camino.
El descubrimiento de la Placa se hizo a dos manos, entre Jerónimo G-R, promotor, y José Luis G-R, el más antiguo de los que participaron en la excursión.
El día fué extraordinadio, aunque, al tratarse del último día del mes de Agosto, hubo algunos que no pudieron aistir.
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