Este año comenzó, como siempre, con la concentración en el Bar El Calvitero, de Candelario, donde, dicen, la tortilla de patatas es superior, incluso con el café.
Hicimos la ruta establecida en años anteriores y las fotos de rigor: La peñas, el Valle (en este caso solo con el fotógrafo), la Cueva y otras que no caben en la página.
Hubo algunas variaciones, como que algunos no se quedaron a comer, que José Mari Pamo y Mari Mar llegaron tarde y bajaron la cuesta atravesando una maleza tupida que les cubría muy por encima de la cabeza, que alguno metió la pata en el barro de los trampales (las turberas, se llaman), que no manaba la Fuente del Duque, solamente salía un poco de agua por la parte baja, y que hubo algún que otro desfallecimiento a la subida hacia La Muela.
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Pero, lo más importante, es que la Placa se mantenía en la Cueva tal y como la dejamos el año pasado, a pesar del miedo que teníamos de que se reventara con las heladas o que nos la rompiera algún gamberro.
Nos despedimos hasta el año que viene, año en el que se cumplen 200 años del nacimiento de Jerónimo Abdón.
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